jueves, 13 de diciembre de 2012

LOS DANZANTES DE YAZD


Yazd es una ciudad situada en un oasis, en el centro de Irán (antigua Persia), de algo más de 400.000 habitantes y con una antigüedad de unos 3.000 años. Para aquél que quiera saber algo más sobre esta ciudad puede visitar http://es.wikipedia.org/wiki/Yazd

Javier Peña estuvo allí hace unos años y me contaba un día les obsequiaron con una actuación de un grupo de danzantes que bailaban unos paloteados que le recordaban a los dances de por aquí. Hizo esta foto:


Por muy exótico que pueda parecer, cada vez tenemos más claro que la arquitectura que se empezó a desarrollar en el valle del Ebro en el siglo XI (con la torre de Tauste como uno de los mejores exponentes) vino de aquellas tierras. Las similitudes entre las técnicas constructivas, el uso del ladrillo con yeso como material de agarre, los motivos decorativos, etc., no dejan lugar a dudas.

También el profesor D. Joaquín Lomba exponía en su libro sobre Avempace que en Zaragoza se había desarrollado una importante escuela filosófica con orígenes en el mundo oriental, siendo Ibn Bayyah (Avempace) el primer filósofo propiamente dicho de Alandalús y el y el primero que desarrolló el pensamiento de Aristóteles en todo Occidente.

Pues bien, sobre el origen de nuestro dance, poco sabemos. Sobre el de Yazd, nada, pero es curioso… Escuchen estas músicas:


Salvo los números 1, 2 y 5, las demás recuerdan mucho a las del Dance de Tauste. Nos ha llegado por gentileza de Felicity, pero no de nuestra Felicity Ros (que también podría haber sido), sino de Felicity Philpott, de Cork (Irlanda), a quien agradecemos desde aquí su interesante aportación.

Compárenlas con cualquiera de las piezas del Dance de Tauste. Están en la web del Patiaz: las encontrarán en el margen izquierdo de la página de portada, en un recuadro con el título de “Música del Dance de Tauste”, y también en la videoteca de la misma web.

Yo sé de alguien que se va a poner muy contento al conocer esto, pero… ¡detente, Abraham!, que no podemos hacer afirmaciones rotundas de que uno venga del otro. En arquitectura y filosofía, sí, porque disponemos de datos cronológicos esenciales para tal afirmación, pero en esto, hoy por hoy, no.

¿Quién sabe? Cuando menos, resulta curioso y enigmático. Quizá alguien podría seguir con esa investigación…

sábado, 1 de diciembre de 2012

UN FOSO EN LA CALLE DE LA PLAZA



Parece ser que vamos avanzando a pasos agigantados en el conocimiento de nuestro pueblo hacia el pasado más remoto, o, al menos, hacia el hecho de tomar conciencia de que ya estábamos aquí desde hace muchos más siglos de lo que se suponía.

Voy a adelantar una primicia, con todo el cuidado para no restarle el interés que el asunto merece. Se trata de un artículo que muy pronto verá la luz, redactado por el arqueólogo Francisco Javier Gutiérrez y dos compañeros suyos, acerca de unos hallazgos en el entorno de la Iglesia de Santa María que pueden indicar que en este lugar ya había un poblado, ciudad o como haya que llamarlo, al menos hacia el año 1000 a.C. Pensábamos que cuando lo que conocemos como Valdetaus estaba poblado, aquí no había nada, pero es posible que aquella ciudad y esta fueran contemporáneas. Los arqueólogos tienen la palabra.

En el caso de Tauste, el hecho de que haya existido una continuidad de población a través de los siglos y de las diferentes culturas que por aquí han pasado, hace que con unos se vayan borrando las huellas de los anteriores y se pierdan los vestigios más evidentes.

Pero, ¿cómo eran las ciudades fundadas por los pueblos prerromanos? Aparte de la cuestión de si aquí serían celtíberos o vascones, en los yacimientos arqueológicos donde se ha podido estudiar la fisonomía y el urbanismo de aquellas ciudades, coincide un criterio común en cuanto a la defensa de la ciudad. Se elegía un lugar sobre un escarpe que sirviera de protección natural y, por el lado donde fuera accesible, se excavaba un foso artificial, el cual era más estrecho y profundo o más ancho y superficial en función del tipo de ataque esperable por parte del enemigo (si era por asalto o si empleaban flechas, catapultas, etc.).

Nunca habría imaginado que Tauste hubiera podido responder a ese prototipo de ciudad, hasta que un día, hablando con Carlos Sancho, me hizo una observación interesantísima. Me decía “¿no te das cuenta de que la Plaza España y la C/ Germán parecen un foso artificial?”. Se trata de esos detalles que, como has nacido aquí y siempre lo has visto así, nunca le habías echado cuenta, pero es verdad.

Para que podamos entenderlo, acompaño un plano donde he marcado el trazado de la antigua muralla en color negro y en rojo los arrabales que después irían surgiendo hasta llegar a su máxima extensión, probablemente ya en el siglo XI, coincidiendo aproximadamente con la que tendría de nuevo Tauste en el siglo XIX (el mismo caso que Zaragoza). En la parte sur, rayado en verde, se señala el área catalogada como cementerio islámico y, en rosa, el camino principal, dirección Zaragoza.


Pero vamos a remontarnos al momento más primitivo, cuando sólo existía el núcleo originario y lo demás era monte estepario. Todo el recinto estaba protegido por el escarpe natural, salvo en el lado sureste (marcado en amarillo, lo que ahora es la Plaza y calle Germán). Geológicamente, resulta muy extraño que uno venga por la C/ San Jorge y, para ir a Barrio Nuevo, tenga que bajar un desnivel de casi cuatro metros hasta la Plaza para volverlos a subir por lo que siempre conocimos como “Pasaje San Pedro”. De igual forma, sabemos que las casas de ambos lados de la calle Germán, tienen la cota de la planta baja a nivel de esa calle, pero sólo en la zona inmediata a la fachada, porque luego salvan internamente el desnivel, subiendo unas hacia el convento de las monjas y otras hacia la C/ San Martín. Acompaño foto del interior del solar donde estuvo “La Topera” (marcado en el plano anterior con un punto rojo), donde aún quedan restos del muro de mampostería de alabastro que salva ese desnivel y que responde al trazado de aquella muralla.


Así es que, cuando paseen por el trayecto comprendido entre Casa Pepe y esquina Berroy, piensen que seguramente lo están haciendo por el interior de un foso de unos 35 metros de ancho que excavaron nuestros antepasados para protegerse del enemigo, quizá la primera obra de ingeniería militar llevada a cabo en este lugar donde hoy vivimos.